11/09/09 En la semana de los maestros y profesores
Dia del maestro :Gloria y Honor Honra sin par para el facho entre los fachos
Por el Maestro de grado Walter BesuzzoSARMIENTO DICE
Se nos habla de gauchos...La lucha ha dado cuenta de ellos, de toda esa chusma de haraganes. No trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre de esta chusma criolla incivil, bárbara y ruda, es lo único que tienen de seres humanos".(Carta a Mitre de 20 de Septiembre de 1861 y "El Nacional" 3/2/1857)
JOSE MARIA ROSA DICE:
Hay otro Sarmiento, muy distinto del real. Es el Sarmiento-mito, venerado por las vicedirectoras escolares, por los intelectuales con mente de vicedirectoras, y por los académicos temerosos de malquistarse con los grandes diarios y las grandes editoriales. Es el Sarmiento de los discursos escolares y de los editoriales periodísticos al “festejarse” el aniversario de su muerte. Un Sarmiento maestro de escuela que ama la enseñanza por la enseñanza misma, hace patrióticas oraciones a la bandera, lucha junto al pueblo contra los tiranos, o brega por la enseñanza laica para acabar con el oscurantismo; un Sarmiento liberal, pero patriota, enemigo de las tiranías por estar con el pueblo, que crea escuelas para acabar con el analfabetismo, odia a la “barbarie”, porque era realmente barbarie, y quiere a la “civilización” porque era civilizada.
Ese Sarmiento está fuera del alcance de la crítica histórica por su inexpugnable condición de mito. Sus bustos en las escuelas, (que algunos desean destruir) y los discursos que se le espetan cada 11 de septiembre, no constituyen un agravio a la Argentina, ni siquiera una muestra de nuestra mentalidad colonial. Otra, cosa sería si fueran en homenaje al Sarmiento auténtico, tenazmente antiargentino y ferozmente antipopular; pero el del mito, creado dulcemeate por la imaginación de nuestros “educacionistas” no molesta a la patria y al pueblo. Alguien corre el riesgo, si mancha con alquitrán el busto, que su reacción de patriota y de demócrata sea interpretada como una ofensa contra la patria, contra el pueblo y contra los maestros.
No. Nuestra lucha es de esclarecimiento, no de imposición. La violencia está reñida con el apostolado. No incurra nadie en la contradicción de Sarmiento que plagiaba a Fortoul y aconsejaba degollar gauchos (“las ideas no se degüellan, los gauchos sí”, podría sintetizarse su pensamiento). No ensucie con alquitrán las estatuas de Sarmiento. Rompa en cambio las alambradas de púas que las protegen, y haga (si puede) que los sarmientinos se acerquen a ellas. ¡Guay, entonces, del ídolo!
Se nos habla de gauchos...La lucha ha dado cuenta de ellos, de toda esa chusma de haraganes. No trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre de esta chusma criolla incivil, bárbara y ruda, es lo único que tienen de seres humanos".(Carta a Mitre de 20 de Septiembre de 1861 y "El Nacional" 3/2/1857)
JOSE MARIA ROSA DICE:
Hay otro Sarmiento, muy distinto del real. Es el Sarmiento-mito, venerado por las vicedirectoras escolares, por los intelectuales con mente de vicedirectoras, y por los académicos temerosos de malquistarse con los grandes diarios y las grandes editoriales. Es el Sarmiento de los discursos escolares y de los editoriales periodísticos al “festejarse” el aniversario de su muerte. Un Sarmiento maestro de escuela que ama la enseñanza por la enseñanza misma, hace patrióticas oraciones a la bandera, lucha junto al pueblo contra los tiranos, o brega por la enseñanza laica para acabar con el oscurantismo; un Sarmiento liberal, pero patriota, enemigo de las tiranías por estar con el pueblo, que crea escuelas para acabar con el analfabetismo, odia a la “barbarie”, porque era realmente barbarie, y quiere a la “civilización” porque era civilizada.
Ese Sarmiento está fuera del alcance de la crítica histórica por su inexpugnable condición de mito. Sus bustos en las escuelas, (que algunos desean destruir) y los discursos que se le espetan cada 11 de septiembre, no constituyen un agravio a la Argentina, ni siquiera una muestra de nuestra mentalidad colonial. Otra, cosa sería si fueran en homenaje al Sarmiento auténtico, tenazmente antiargentino y ferozmente antipopular; pero el del mito, creado dulcemeate por la imaginación de nuestros “educacionistas” no molesta a la patria y al pueblo. Alguien corre el riesgo, si mancha con alquitrán el busto, que su reacción de patriota y de demócrata sea interpretada como una ofensa contra la patria, contra el pueblo y contra los maestros.
No. Nuestra lucha es de esclarecimiento, no de imposición. La violencia está reñida con el apostolado. No incurra nadie en la contradicción de Sarmiento que plagiaba a Fortoul y aconsejaba degollar gauchos (“las ideas no se degüellan, los gauchos sí”, podría sintetizarse su pensamiento). No ensucie con alquitrán las estatuas de Sarmiento. Rompa en cambio las alambradas de púas que las protegen, y haga (si puede) que los sarmientinos se acerquen a ellas. ¡Guay, entonces, del ídolo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario