La división de trabajo
Días atrás inauguramos una sección tendiente a refutar los textos escolares y pensar como fue la construcción de la Argentina. Con ustedes la segunda parte.
El 20 de abril de 1730 el padre Cattaneo le envía a su hermano José de Módena una carta de las cuales rescatamos los siguientes fragmentos:
Está situada la ciudad de Buenos Ayres en la ribera del gran Río de la Plata, como a doscientas millas de su desembocadura y es la capital de la provincia llamada Río de la Plata, a la cual están sujetas dos pequeñas ciudades, la una llamada Santa Fe y la otra Corrientes, que son las únicas de esta vasta provincia. Es ésta la mejor y más poblada de cuantas ciudades se encuentran en la parte de acá de los altísimos montes de la Cordillera hasta el mar, pues al paso que aquéllas tienen tres o cuatro o a lo sumo cinco o seis mil almas (excepto la Asunción que es mucho más numerosa), a Buenos Ayres le dan cuando menos dieciséis mil, entre los cuales habrá mil españoles europeos, y tres o cuatro mil españoles del país, descendientes por línea recta de los que antiguamente establecieron aquí sus familias y que se distinguen poco o nada de los europeos en el espíritu ni en la capacidad. Estos últimos se llaman criollos. Todo el resto consiste en mulatos, mestizos y negros…
Los negros forman el mayor número y la América está llena de ellos, no porque haya alguna Nación de negros, sino porque son traídos continuamente de África por los ingleses, donde los compran a millares como ganado por bagatelas, o bien a sus padres que conducen al mercado tropas enteras de sus hijos, o bien a sus enemigos, que a este fin procuran hacer muchos prisioneros en sus continuas guerras, para tener después muchos esclavos que vender a los ingleses, quienes los compran a vilísimo precio…
Son éstos los únicos que en todas estas provincias sirven en las casas, labran los campos y trabajan en todos los otros ministerios. Y si no fuese por tales esclavos no se podría vivir porque ningún español por más pobre que venga de Europa quiere reducirse a servir, sino que en cuanto llegan a las Indias, aunque no tengan con qué sustentarse, quieren echarlas de señor. De los indios raros son los que residen en las ciudades españolas y de éstos es raro el que quiera reducirse a salario; y tomar como en otro tiempo, los muchos que van y vienen a las ciudades y obligarlos a servir, no cabe ya en las fuerzas de los españoles. El haberlos exacerbado demasiado en otro tiempo tomándolos violentamente y haciéndolos esclavos, ha sido la causa de que muchas naciones sujetas ya, se rebelasen y otras resistiesen valerosamente, sin haber podido conquistarlas nunca.
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