29/05/2009
El 29 de mayo de 1969, Córdoba amanecía con la expectativa de un día especial: trabajadores, estudiantes y vecinos marcharían contra la dicatadura de Onaganía. La represión policial asesinó al obrero Máximo Mena y la furia, contenida por años, fue imparable. La ciudad quedó en manos de los manifestantes. La noche llegó con la gente en las calles al calor de fogatas y barricadas. Nada sería igual después, por más que el Ejército sofocara un día más tarde la revuelta.
Recuerdos de un militante y defensor de los trabajadores de esa etapa historica del movimiento obrero y de la argentina: El abogado Lucio Garzón Maceda.Ese lugar, sede histórica de la CGT cordobesa, era el sitio elegido por el mecánico Elpidio Torres, el chofer Atilio López y el lucifuercista Agustín Tosco para que culminara la movilización obrera del 29 de mayo de 1969. Los dos primeros eran peronistas, Tosco, independiente de izquierda. Los tres están fallecidos. López -vicegobernador derrocado en 1974 junto con el gobernador Ricardo Obregón Cano- fue asesinado por la Triple A durante los últimos días del gobierno de Juan Domingo Perón. Las recordaciones y homenajes de estos días tienen por casi único destinatario a Tosco, aunque no fue el único protagonista. El abogado Lucio Garzón Maceda estuvo en la cocina de las decisiones que debatieron los tres sindicalistas en aquel agitado mayo de 1969, porque era el asesor letrado de Torres. Era un proceso en fermentación desde hacía tiempo. El gobierno del teniente general Juan Carlos Onganía había exacerbado todos los ambientes, con sus propósitos totalitarios de 20 años de orden, asociados a modelos ideológicos corporativistas. Etapa de violencia Maceda se refiere al trío como la "mesa de tres patas" y sostiene que por poderío era "Elpidio, Atilio y Tosco, en ese orden". Tan sólo en Renault trabajaban 12.000 obreros, casi todos afiliados al Smata. Luz y Fuerza tenía un par de miles. Desde 1966 el onganiato y sus delegados en Córdoba habían arremetido contra las conquistas obreras y la Universidad, además de haber cancelado libertades públicas y civiles. Garzón Maceda insiste en que "el sujeto social del Cordobazo fue la clase trabajadora sindicalizada y organizada", a la que se sumó buena parte de la población y una porción importante del estudiantado. "Pero -advierte, contra otras interpretaciones- no fue una revolución en pro del socialismo, fue una rebelión popular contra la dictadura." Ese día el país quedó estupefacto: aunque hubo otras asonadas previas -en Rosario, por caso-, resultaba difícil de asimilar que las fuerzas policiales se habían tenido que replegar a sus cuarteles, completamente desbordadas. Tuvo que ingresar el Ejército para retomar el control de la ciudad. Juan Fortunato Marguch, integrante de la Corresponsalía Córdoba de LA NACION recuerda aquella jornada como apertura de la etapa de la violencia en la Argentina. Nunca fue precisado el número de muertos que dejó aquella jornada en la que Córdoba fue un campo de batalla. Se habla de 2 a 14 muertos. Los heridos fueron más de 170 y los detenidos, más de 300. Muy poco de la Córdoba de hoy se puede asemejar a aquella del 69. Renault tiene el 10% de los operarios de entonces. Los gremios de mayor peso son los estatales -empleados públicos, docentes, municipales-, sólo la UTA conserva su contundencia de otrora. Ha cambiado, también, profundamente, su concepción de la práctica gremial.sec de prensa
El 29 de mayo de 1969, Córdoba amanecía con la expectativa de un día especial: trabajadores, estudiantes y vecinos marcharían contra la dicatadura de Onaganía. La represión policial asesinó al obrero Máximo Mena y la furia, contenida por años, fue imparable. La ciudad quedó en manos de los manifestantes. La noche llegó con la gente en las calles al calor de fogatas y barricadas. Nada sería igual después, por más que el Ejército sofocara un día más tarde la revuelta.
Recuerdos de un militante y defensor de los trabajadores de esa etapa historica del movimiento obrero y de la argentina: El abogado Lucio Garzón Maceda.Ese lugar, sede histórica de la CGT cordobesa, era el sitio elegido por el mecánico Elpidio Torres, el chofer Atilio López y el lucifuercista Agustín Tosco para que culminara la movilización obrera del 29 de mayo de 1969. Los dos primeros eran peronistas, Tosco, independiente de izquierda. Los tres están fallecidos. López -vicegobernador derrocado en 1974 junto con el gobernador Ricardo Obregón Cano- fue asesinado por la Triple A durante los últimos días del gobierno de Juan Domingo Perón. Las recordaciones y homenajes de estos días tienen por casi único destinatario a Tosco, aunque no fue el único protagonista. El abogado Lucio Garzón Maceda estuvo en la cocina de las decisiones que debatieron los tres sindicalistas en aquel agitado mayo de 1969, porque era el asesor letrado de Torres. Era un proceso en fermentación desde hacía tiempo. El gobierno del teniente general Juan Carlos Onganía había exacerbado todos los ambientes, con sus propósitos totalitarios de 20 años de orden, asociados a modelos ideológicos corporativistas. Etapa de violencia Maceda se refiere al trío como la "mesa de tres patas" y sostiene que por poderío era "Elpidio, Atilio y Tosco, en ese orden". Tan sólo en Renault trabajaban 12.000 obreros, casi todos afiliados al Smata. Luz y Fuerza tenía un par de miles. Desde 1966 el onganiato y sus delegados en Córdoba habían arremetido contra las conquistas obreras y la Universidad, además de haber cancelado libertades públicas y civiles. Garzón Maceda insiste en que "el sujeto social del Cordobazo fue la clase trabajadora sindicalizada y organizada", a la que se sumó buena parte de la población y una porción importante del estudiantado. "Pero -advierte, contra otras interpretaciones- no fue una revolución en pro del socialismo, fue una rebelión popular contra la dictadura." Ese día el país quedó estupefacto: aunque hubo otras asonadas previas -en Rosario, por caso-, resultaba difícil de asimilar que las fuerzas policiales se habían tenido que replegar a sus cuarteles, completamente desbordadas. Tuvo que ingresar el Ejército para retomar el control de la ciudad. Juan Fortunato Marguch, integrante de la Corresponsalía Córdoba de LA NACION recuerda aquella jornada como apertura de la etapa de la violencia en la Argentina. Nunca fue precisado el número de muertos que dejó aquella jornada en la que Córdoba fue un campo de batalla. Se habla de 2 a 14 muertos. Los heridos fueron más de 170 y los detenidos, más de 300. Muy poco de la Córdoba de hoy se puede asemejar a aquella del 69. Renault tiene el 10% de los operarios de entonces. Los gremios de mayor peso son los estatales -empleados públicos, docentes, municipales-, sólo la UTA conserva su contundencia de otrora. Ha cambiado, también, profundamente, su concepción de la práctica gremial.sec de prensa
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